Enamorada una gata de un hermoso joven, rogó a Afrodita que la cambiara en mujer. La diosa, compadecida de su pasión, la transformó en una graciosa muchacha, y entonces el joven, prendado de ella , la llevó a su casa.
Hallándose los dos descansando en la alcoba nupcial, quiso saber Afrodita si al cambiar de cuerpo la gata había mudado también de carácter, y soltó un ratón en el centro de la alcoba. Olvidando la gata su condición presente, levantóse del lecho y persiguió al ratón para comérselo. Entonces la diosa indignada contra ella, la volvió a su primer estado.
De igual modo los hombres de naturaleza malvada, aunque cambien de estado no mudan de carácter